miércoles, 28 de diciembre de 2011

Diario II

Elena 21 de Mayo

Ahora me siento mejor.
Sigo teniendo miedo, pero me siento mejor.
Al pensar en toda mi familia, he perdido la cabeza. ¿Qué sería de Miguel, de mis padres… de Tamar, Dani, Ismael…mis sobrinos…? No sé nada de ellos, ni puedo imaginar que les habrá pasado, pero Isaac tiene razón. No soy la única que sufre por eso. De hecho, debería ser la que menos…
Salvo Rafa y Marta, los demás no tienen a nadie. Y yo tengo conmigo a mi hermano y a mi novio Dani, con el que iba a casarme. Supongo que ahora lo de menos es la boda… Dani… No se merece que le gritara así. El sólo quería ayudarme. Aunque quizá fue lo mejor. Nada podía ayudarme tanto como el abrazo de mi hermano y sus palabras de ánimo.
Se acabaron los sueños, pero estamos vivos y hay que luchar por sobrevivir.
Sobrevivir…

viernes, 23 de diciembre de 2011

¡Feliz Navidad!

En estas bonitas fechas Epidemia quiere felicitaros la Navidad con una postal un pelin macabra... Disfrutad de las vacaciones.


jueves, 22 de diciembre de 2011

Capítulo 7

7

Parecía que la cosa iba bastante bien. Cada grupo encargado de una tarea. Elena y yo habíamos acabado con la mierda de engendro ese y ¡no veas que placer! ¡Pero no! ¿Por qué tuve que distraerme? ¿Es que nadie se había preocupado de cubrir nuestras espaladas? Uno de aquellos zombis se nos había acercado sigilosamente. ¡Joder! Si con razón digo yo que me ha mirado un tuerto. Noté como sus manos agarraban mis hombros y me tiraba al suelo. Era increíble la fuerza que podían llegar a tener esos bichos.

Después de unos minutos de lucha que a mí me parecieron horas abrí los ojos y me encontré sentada en el patio lejos de todo aquello. Quizás no hubiera cerrado los ojos en ningún momento. Podía ver ajetreo a mi alrededor, escuché como algo retumbaba. ¿La puerta cerrándose?. No sé cuando levanté la vista estaba en el salón Dani y Rafa me estaban limpiando la sangre que empapaba mi cuerpo. Intenté hablar pero no conseguí articular palabra alguna. Todo parecía moverse como si estuviera en la cubierta de un barco. Dirigí la mirada a Rafa y cuando él me miró solo me dirigió una leve y tímida sonrisa.

Miré a mi alrededor y todos se movían agitadamente de un lado a otro salvo Isaac, que solo bebía y fumaba con la mirada fija en la pared. Dios mío lo que daría por un cigarro. Dani y Rafa se levantaron y me acompañaron arriba a una de las habitaciones y allí me acostaron. Dani se marchó nada más dejarme pero Rafa se quedó allí conmigo unos instantes.

-Tienes que descansar algo.- me dijo nada más salir Dani por la puerta.-

-¿Me han…?- me daba miedo preguntárselo.

-No te han tocado tranquila, no tienes nada.- me respondió sonriendo.-Ahora descansa yo estaré aquí mismo.


Me tumbé en la cama y me di cuenta de todo el cansancio y la tensión que tenía acumulada y caí rendida en cuando puse la cabeza en la almohada.

. . .

Habíamos subido un colchón del salón arriba a una de las habitaciones para que Marta descansara. Tuvimos cuidado de que diera al lado opuesto a la entrada, en la que ahora mismo se congregaban decenas de zombis. Aún seguía un poco aturdida pero lo peor ya había pasado. Gracias a Dios no estaba herida. No sé cómo habría reaccionado Rafa…

Tampoco me hubiera gustado estar en su lugar. Si a Elena le pasara algo, no sé qué haría.
Bajé y di la noticia al resto de que todo estaba en orden. Respiraron aliviados e Isaac me puso al corriente de lo que le había tocado vivir junto con Joaquín, que volvía de inspeccionar las defensas de la casa.

-Está todo en orden. Con las cosas que hay aquí, más no creo que se pueda hacer.- sentenció mientras se dejaba caer en el una de las sillas.- Aún así me preocupa la cantidad de zombis que se acumulan en la entrada. Podríamos reforzar el mecanismo de cierre que ha hecho Marta pero solo los entretendría un poco más. Al final... Bueno, es irremediable que entren.-
No sé si fui al único al que le dio un vuelco al corazón pero las palabras de Joaquín me sentaron como un jarro de agua fría. La sola idea de pensar que nuestro refugio podría ser vulnerable me incomodaba bastante.

-¿Cuándo?- preguntó Isaac saliendo de sus cavilaciones.-

-No lo sé Izzy, no soy ningún experto.- replicó mientras se sacaba un cigarro.-

-Izzy… Así es como me llama un buen amigo.- sonreía por primera vez desde que empezó todo.- Habrá que trazar un plan de emergencia por si nos invaden. ¿Qué se te ocurre?

-Ahora nada, pero no duraríais ni tres días sin mí, eso seguro. – dijo Joaquín mientras se encendía el cigarro y reía entre dientes.-

Elena, que apenas estaba atenta a la conversación, levantó la vista hacia su hermano.

-Oye Isaac, ¿No sabes nada de nuestra… nuestros…? -dijo Elena titubeante.- No pasaste por casa, has dicho, ¿ve… verdad?-

Su hermano Isaac negó con la cabeza mirando al suelo. Yo intenté darla ánimos.

-Estarán bien, cariño. No te preocupes.- le susurre mientras la pasaba un brazo por los hombros.
Ella me apartó de un empujón y me gritó.

-¿Cómo lo sabes? ¡Eh! ¡No tienes ni idea! Podrían estar… estar… ¡ya has visto lo que casi pasa con Marta! -dijo llena de rabia y salió corriendo del salón.

Hice un amago de seguirla pero Isaac se adelantó.

-Déjame a mí, Dani. Yo me ocupo.- y salió tras ella.


En el salón se quedo un silencio incómodo mientras Joaquín fumaba e Izzy removía las ascuas de la chimenea haciendo como que no había presenciado nada. En el fondo Elena tenía razón, acababa de recuperar a su hermano Isaac pero nadie podía dar ni un duro por el resto de su familia. Que cojones. Por el resto de ninguna de nuestras familias. Salí al patio a despejarme y me senté con la espalda apoyada en el muro mientras escuchaba afuera los golpes y gruñidos de los zombis intentando entrar. Empujando, golpeando, inexorables, implacables. ¿Cuánto tiempo nos quedaba aquí? Es más, ¿cuánto tiempo nos quedaba con vida?
Solo Dios lo sabría.

. . .

Me encendí un cigarro mientras bajaba las escaleras. Llevaba demasiado tiempo viendo dormir a Marta y tenía las piernas entumecidas.
En el salón alguien discutía.
Desde el pasillo pude ver a Dani visiblemente acalorado y a Isaac enfrente de él apurando el cigarro.

-¡No podemos arriesgarnos joder!- le gritaba a Dani.

Cuando entré se hizo el silencio por un momento. En el salón solo estaban ellos dos. Ambos me miraron y Dani tomó la palabra.

-Cree que debemos poner a Marta en cuarentena.- dijo señalando a Izzy.- Es una gilipollez. Le estoy diciendo que no la han mordido.-

-¡Que me da igual! Te estoy diciendo que si la sangre le ha caído en la boca o los ojos puede haberla infectado igual que una puta mordedura.- replicó Izzy.


Me pasé una mano por el pelo mientras le daba otra calada al cigarro sin saber qué hacer.

-No tenemos pruebas de ello.- respondí a Izzy.

-Ni tampoco de lo contrario.-

-Vete a tomar por saco tío. No tiene síntoma ninguno.-replicó Dani.

-¿¡Y cuáles son los síntomas!? ¿Has visto volver a muchos de ellos, acaso? No me la voy a jugar.- me miró- Lo siento pero creo que es un riesgo que no debemos correr.-

Negué con la cabeza. No sabía qué hacer. Era mi novia, si, y no deseaba que le pasara nada pero Izzy tenía razón. No podíamos correr riesgos. ¿Qué mierda de situación era esta en la que Dani tenía que velar por los intereses de mi novia y yo me quedaba mirando?

-¿Qué coño está pasando aquí? - preguntó Isaac acompañado de Elena.-

-Hemos escuchado gritos- añadió esta cuando cruzó la puerta-

Pusimos en situación a Isaac mientras yo me terminaba el cigarro y todo me daba vueltas en la cabeza sin saber que debíamos hacer.

-No hay por qué preocuparse- respondió Isaac después de escuchar lo que habíamos estado hablando.- Yo acabé embadurnado en sangre cuando escapamos del Burguer y no me ha pasado absolutamente nada. No hay de qué preocuparse.-

El ambiente en el salón era ahora más que raro. Sobre todo entre Izzy y Dani, que habían estado discutiendo por lo que ahora era una estupidez. Y yo que no quería saber qué pensaría Marta si supiera que habíamos pensado dejarla en cuarentena. Que incluso yo habría estado de acuerdo en mantenerla apartada de nosotros por precaución. Pero no había mucho tiempo para pensar en esas cosas porque entonces apareció Joaquín en la puerta.

-Tenéis que ver esto.- dijo mirándonos a todos- Ahora.